abril 29, 2007
La realidad que vivimos!
abril 25, 2007
El valor de una palabra!
Las palabras hirientes no son el único problema que tenemos con nuestro lenguaje. A veces terminamos vencidos por las presiones diarias que nos llevan a expresiones de las cuales nos arrepentimos muy rápidamente. Esto empeora cuando estamos en contacto a modelos negativos en la forma de hablar.
Muchas personas por el ambiente donde desarrollan sus actividades diarias, enfrentan una exposición al lenguaje degradante y corrupto, pues tienen que escuchar muchas veces las acaloradas palabras de su jefe, el lenguaje obsceno y sensual de la televisión, o la conversación casual con nuestros vecinos.
Las palabras erróneas pueden terminar destruyendo alguna de estas áreas:
1- La relación con Dios.
2- La relación con las personas que amamos.
3- Con nosotros mismos.
Las palabras en nuestra boca se transforman muchas veces en “dinamita”. Para transformar esta condición es necesario el poder sobrenatural de Dios en nuestra vida, de lo contrario, viviremos lamentando haber herido aún a personas que todavía hoy siguen preguntándose: ¿qué fue lo que ocurrió?
Cartas de los niños a Jesús
En un Colegio del sur de Italia un maestro de primaria tenía por costumbre mandar a los alumnos que escribieran una carta a Jesús. De la colección de cartas recogidas en varios años, esto es un extracto de algunas joyas de estos pequeños filósofos:
→ En la Catequesis nos han dicho todo lo que haces. Pero cuando estas de vacaciones, ¿Quién te sustituye? Marina.
→ En Carnaval me voy a disfrazar de diablo, no te importa, ¿verdad? Miguel.
→ ¿De verdad eres invisible o solo es un truco? Juan.
→ Cuando tu padre hizo el Universo, ¿no era mejor que en vez del domingo hubiera descansado los días del Colegio? Enrique.
→ Está bien que hagas tantas religiones, ¿pero no te confundes nunca? Francisco.
→ El padre Mario, ¿es amigo tuyo o es sólo es un compañero de trabajo? Antonio.
→ Me gusta mucho el Padre Nuestro, ¿se te ocurrió de una o lo tuviste que hacer varias veces?. Yo siempre que escribo algo lo tengo que repetir. Andrea.
→ Me gustaría saber como se llaman tu mula y tu buey. Valentina.
→ ¿Los pecados los marcas en rojo como la maestra? Clara.
→ ¿Cómo es que hacías tantos milagros antiguamente y ahora ya no los haces? Jacobo.
→ ¿Tu las cosas las sabes antes de que se inventen? Daniela.
→ Si no llegas a extinguir a los dinosaurios no habríamos tenido sitio nosotros. Lo hiciste muy bien. Mauricio.
→ Yo soy Italiano, ¿y Tu?. Roberto.
→ Gracias por el hermanito, pero lo que yo había pedido era un perro. Gianluca.
→ ¿Cómo es que no has inventado ningún animal en los últimos tiempos? Tenemos los de siempre. Laura.
→ Por favor pon un poco de vacaciones entre Navidad y Semana Santa. Es que ahora en medio no hay nada. Marco.
→ Por favor, mándame un cachorrito. Nunca te he pedido nada, lo puedes comprobar. Bruno.
→ A lo mejor Caín y Abel no se mataban si hubieran tenido una habitación para cada uno. Con mi hermano funciona. Lorenzo.
→ Seguro que para ti es dificilísimo querer a todos en todo el mundo. En mi familia sólo somos cuatro y yo no lo consigo. Violeta.
→ A veces pienso en ti aunque no este rezando. Ricardo.
→ Hemos estudiado que Thomas Edison descubrió la luz. Pero en la Catequesis dicen que fuiste tú. Yo creo que te robó la idea. Daría.
→ ¡Que listo eres!. Todas las noches consigues poner las estrellas en el mismo lugar. Catherina.
→ ¿Sabes que me gusta mucho como has hecho a mi novia Simonetta? Mateo.
→ Yo creía que el naranja no pegaba con el morado. Pero luego he visto el amanecer que hiciste el martes. ¡Es genial!. Eugenio.
Esta es una pequeña muestra de la sabiduría y pureza de corazón de estos pequeños. No en vano la Palabra nos pide que seamos como ellos. ¿Qué nos pasó, si somos los niños grandes?
abril 12, 2007
¿Es bueno... es malo?
La ley de Dios que prohíbe la inmoralidad sexual no se basa en un deseo de quitarnos nuestra libertad o arruinar nuestra diversión, se basa en un principio Universal y Eterno; el mandamiento negativo expresa un principio positivo. El mandamiento Bíblico, “huid de la inmoralidad sexual” (1 Corintios 6:18), se basa en por lo menos tres (3) principios fundamentales: Amor, Pureza y Fidelidad.
El amor: El amor verdadero, según la definición de Dios, tiene límites claros para las relaciones sexuales. El principio del amor verdadero requiere que la felicidad, la salud y el crecimiento espiritual de la otra persona nos importen tanto como los nuestros antes de que el amor justifique las relaciones sexuales.
La pureza: La norma de Dios para el sexo demanda que la relación sexual sea pura y hermosa. Dios diseño el sexo para ser disfrutado en la relación esposo – esposa, para la procreación, para la unidad espiritual.
La fidelidad: En términos prácticos, esto significa que la norma Bíblica sobre el sexo requiere el compromiso de dos personas de permanecer fieles la una a la otra. Por eso el matrimonio es central en la sexualidad según las normas Bíblicas, porque une a dos personas en un compromiso de por vida. Si el acto del amor ha de producir la intimidad emocional, física y espiritual para lo cual fue diseñado, debe estar comprometido, debe ser fiel.
Mateo 9:16,17; Marcos 2:21,22; Lucas 5.36–39
Marcos 2:21,22. 21Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; de otra manera, el mismo remiendo nuevo tira de lo viejo, y se hace peor la rotura. 22Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo rompe los odres, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar.
Significado.
Los tres evangelistas hablan aquí de una incompatibilidad fundamental entre lo nuevo y lo viejo. La nueva existencia inaugurada por Jesús es tan peculiar que no resulta ya posible vivir simultáneamente dos tipos de vida diferente. (El contexto usa como ejemplo al judío y al cristiano). No quiere decir esto que el cristiano deba renunciar a sus orígenes culturales o a su idiosincrasia de su pueblo, sino que debe de entender que su nueva naturaleza NO puede seguir contaminándose de la vieja.
Gálatas 2:16. 16sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado.
La Nueva Vida que ofrece Jesús a toda persona que acepte este reto que Él plantea, tiene que ser contenida en recipientes nuevos, NO en antiguas formas de religiosidad, NO puede ser contenida en viejos odres sino en corazones responsables que sepan adaptarse a sus nuevas exigencias.
Los rituales meticulosos y la obediencia ciega y fanática se resquebrajan frente a la presión del “amor al prójimo” y la “responsabilidad” de cada individuo delante de Dios.
NO es posible responder al llamamiento de libertad que hace Cristo a nuestra vida viviendo aún sujetos a pasiones y un estilo de vida que no está de acuerdo a sus preceptos.
Los méritos propios, los sacrificios y las obras para hacernos merecedores de nuestra propia salvación debemos hacerlas a un lado y sustituirlas por la fe y la alegría, además de saber que NO pueden ser impuestas a NADIE.
En el contexto de estas dos brevísimas parábolas, Jesús motiva a sus oyentes a comprender los maravillosos resultados del nuevo mensaje que Él trajo al mundo con el único objetivo de que el ser humano salga del error en el que ha estado viviendo.
Lucas añade en el versículo 39 una frase que pareciera contradecir las parábolas; sin embargo, esto NO es así. Lo que quiere dejar en claro es, con tristeza, la cruel realidad del ser humano: El hombre cierra “voluntariamente” su mente al mensaje de Cristo.
Realidad Hoy!
Contrario al pensamiento filosófico Hebreo de que lo mejor es lo añejo; el hombre contemporáneo se interesa en todo lo que tiene visos de novedad. El afán por todo lo nuevo; lo efímero; la moda; etc. Todo esto es breve por un momento y luego se desvanece en el olvido. Pareciera que la sociedad de hoy estuviera más dispuesta a aceptar el novedoso contenido del Evangelio. El problema real es que el Evangelio es considerado como algo viejo que pertenece al pasado.
“El hombre moderno se ha rodeado de un sinfín de objetos nuevos que le hacen más confortable la vida; pero en el fondo sigue siendo mezquino, egoísta y tan viejo como siempre. El bienestar temporal, pasajero, NO ha logrado renovar su arrugada alma porque el hombre, en el fondo, le cuesta trabajo romper con lo antiguo. Se acomoda a “lo malo conocido” mientras que “lo nuevo por conocer”, le produce inseguridad.”
abril 05, 2007
Las Parábolas de Jesús.
· Fábula: Mito; Leyenda; Invención; Rumor.
Ø Dichos cortos, sentenciosos y enigmáticos, llamados Proverbios o máximas. Lucas 4:23. Él les dijo: Sin duda me diréis este refrán: Médico, cúrate a ti mismo; de tantas cosas que hemos oído que se han hecho en Capernaum, haz también aquí en tu tierra.
Ø Alegoría elaborada. Mateo 13:3–9. Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador salió a sembrar. Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron. Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra; pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó. Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron. Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno. El que tiene oídos para oír, oiga.
Ø Símil. Mateo 23:27. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia.
Ø Cuento corto o largo. Mateo 21:33–41. Oíd otra parábola: Hubo un hombre, padre de familia, el cual plantó una viña, la cercó de vallado, cavó en ella un lagar, edificó una torre, y la arrendó a unos labradores, y se fue lejos. Y cuando se acercó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los labradores, para que recibiesen sus frutos. Mas los labradores, tomando a los siervos, a uno golpearon, a otro mataron, y a otro apedrearon. Envió de nuevo otros siervos, más que los primeros; e hicieron con ellos de la misma manera. Finalmente les envió su hijo, diciendo: Tendrán respeto a mi hijo. Mas los labradores, cuando vieron al hijo, dijeron entre sí: Este es el heredero; venid, matémosle, y apoderémonos de su heredad. Y tomándole, le echaron fuera de la viña, y le mataron. Cuando venga, pues, el señor de la viña, ¿qué hará a aquellos labradores? 41Le dijeron: A los malos destruirá sin misericordia, y arrendará su viña a otros labradores, que le paguen el fruto a su tiempo.
La parábola, pues, es un símil elaborado donde el relato, aunque ficticio, es verosímil, en contraste con la fábula.
Método llamativo de enseñanza indirecta que provoca el pensamiento. De fácil asimilación y las aplicaciones que el oyente hace resultan inolvidables. Tiene un propósito. El fin de las parábolas no es esconder sino revelar. Solo pueden percibirse cuando la mente está abierta hacia Dios.
Siempre en la parábola hay un elemento sorpresivo y novedoso que llama a la reflexión e inspira la decisión. Muchas parábolas se proponen entablar la discusión.
Enfocan en general el Reino de Dios, por lo menos en tres aspectos:
1. El “toque” que produce la Palabra de Dios por medio de las parábolas en el ser humano, provoca una crisis en la vida del mismo que lo lleva a decidirse a un cambio radical y a la seguridad de saber hacia donde se dirige.
2. Claramente explican que la misericordia de Dios en favor de los hombres no descansa en las buenas acciones de estos, sino en la gracia. “Dios en su infinita misericordia no nos da lo que merecemos; pero en su infinito amor, nos da, lo que no merecemos”.
3. Esta inminente realidad demanda que los hombres se arrepientan y manifiesten fe, amor y obediencia. La sinceridad de estas actitudes se expresa en actos concretos que muestran una devoción indivisible y una debida disposición con el prójimo.
Las parábolas de Jesús no solo muestran su extraordinaria creatividad en la enseñanza, sino que constituyen un permanente desafío a los deberes éticos y cristianos para los hombres de todos los tiempos.