La ley de Dios que prohíbe la inmoralidad sexual no se basa en un deseo de quitarnos nuestra libertad o arruinar nuestra diversión, se basa en un principio Universal y Eterno; el mandamiento negativo expresa un principio positivo. El mandamiento Bíblico, “huid de la inmoralidad sexual” (1 Corintios 6:18), se basa en por lo menos tres (3) principios fundamentales: Amor, Pureza y Fidelidad.
El amor: El amor verdadero, según la definición de Dios, tiene límites claros para las relaciones sexuales. El principio del amor verdadero requiere que la felicidad, la salud y el crecimiento espiritual de la otra persona nos importen tanto como los nuestros antes de que el amor justifique las relaciones sexuales.
La pureza: La norma de Dios para el sexo demanda que la relación sexual sea pura y hermosa. Dios diseño el sexo para ser disfrutado en la relación esposo – esposa, para la procreación, para la unidad espiritual.
La fidelidad: En términos prácticos, esto significa que la norma Bíblica sobre el sexo requiere el compromiso de dos personas de permanecer fieles la una a la otra. Por eso el matrimonio es central en la sexualidad según las normas Bíblicas, porque une a dos personas en un compromiso de por vida. Si el acto del amor ha de producir la intimidad emocional, física y espiritual para lo cual fue diseñado, debe estar comprometido, debe ser fiel.
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